jueves, 31 de marzo de 2016

Acordarse de la enfermedad, cuando se está sano



Hace tiempo, en una entrada anterior, escribí sobre la necesidad de olvidarme de la enfermedad, del esfuerzo necesario que hay que hacer para que la enfermedad no esté configurando toda nuestra vida, o al menos no aquella parte de nuestra vida que no tiene por qué estar afectada por ella.

Pero tanto ahora, que llevo meses en ritmo sinusal, como hace tiempo, cuando a duras penas conseguía revertir la arritmia después de las cardioversiones, me parecía importante no olvidarme de la enfermedad cuando estoy sano. 

Las razones me parecen lógicas. Por un lado, obligarme a recordar que la arritmia puede llegar en cualquier momento me obliga a disfrutar mejor el presente, a plantearme las cosas de una forma diferente y a tomarme la vida con una actitud mucho más abierta, lúdica y serena. Cuando conduzco, cuando estoy esperando en la fila del supermercado, o en cualquier momento que pueda, intento pensar en la suerte que tengo de no estar mal, e intento acordarme de lo mal que lo he pasado en los momentos de arritmia; esos pensamientos configuran mi mente de una forma tal, que solo por estar bien ya me siento afortunado en el momento en el que lo pienso, por muy tedioso, aburrido o incómodo que pueda ser lo que estoy haciendo.

Por otro lado, pensar en la enfermedad cuando estoy bien creo que también me sirve para estar preparado para el futuro; para poder aceptar con mayor tranquilidad el momento en el que la situación pueda revertirse. Es posible que esta sea una actitud un tanto pesimista: pensar en lo malo antes de que llegue, pero dada mi personalidad, encuentro la situación adecuada porque yo no me obligo a tener pensamientos negativos, lo que me obligo es a imaginarme como podría hacer lo mismo que estoy haciendo, pero sufriendo la arritmia. 

En estos casos intento fijar en mi mente los momentos actuales y pensar qué bueno sería poder hacer lo mismo que estoy haciendo, aunque estuviese en FA. Es decir, entiendo mi proceso como un entrenamiento, como reservar en la memoria la actitud adecuada para poder seguir disfrutando de las cosas, esté o no esté enfermo. 

En el fondo mi lucha es la misma de siempre, hacer que mi actitud ante la vida sea lo más optimista posible, este enfermo o no. Luchar para que, cuando llegue, no sea la enfermedad la que dicte mi actitud vital.

Mi objetivo es intentar luchar por tener el mismo sentido de la vida, independientemente de cual sea mi estado de salud. Hacer este esfuerzo cuando se está bien es muy fácil, lo difícil es conseguirlo cuando se está mal, y creo que para llevar mejor los malos momentos que puedan venir debo entrenarme en los buenos que tengo ahora, lo que, además, me hace disfrutar mejor del presente.


Entiendo esta lucha como un ejercicio de meditación, o como hacer deporte, o como un esfuerzo necesario que sabes que debes hacer aunque no sea lo más cómodo. Lo entiendo como un entrenamiento. Sé que hay personas que no necesitan  de tanta historia para superar los momentos difíciles, que simplemente los aceptan como llegan y los saben llevar, son a esos a los que intento imitar, pero yo tengo que buscar mi camino, y esto es lo que de momento estoy haciendo.